Los efectos de un “Brexit duro” serán decisivos para la capacidad innovadora y la competitividad de la industria automovilística británica

• Las primeras señales negativas: descienden las inversiones, la producción y las ventas
• El acceso al mercado único europeo es y seguirá siendo vital
• Se anticipan obstáculos financieros y una disminución de la calidad de la mano de obra

Fuerte dependencia del mercado europeo

Tras un excepcional pico en la producción de vehículos registrada a mediados de 2016 (1,02 millones de unidades vendidas, un aumento del 8,5% en el periodo entre enero y agosto en comparación al mismo periodo de 2015), en 2017 se ha observado una caída de cerca del 2%. La fuerte dinámica de exportación de esta industria, fuertemente orientada hacia el mercado europeo (se exportan el 79% de los vehículos producidos en Reino Unido, el 56% de los cuales se dirigen a otros países de la Unión Europea), no compensa la disminución de la demanda interna causada por el deterioro de la confianza del consumidor.

La dependencia de la industria británica automovilística del mercado europeo no se limita a las exportaciones. El sector importa el 56% de los componentes necesarios para la fabricación de vehículos, y está bien integrado en la cadena de valor de Europa, lo que le permite optimizar los costes, stocks y tiempos de producción.

En paralelo, desde 2016 se ha observado un fuerte descenso en las inversiones de los proveedores y fabricantes de automóviles (un caída del 36% en comparación a la media del periodo comprendido entre 2011-2015), una tendencia que se acentúa en 2017, mientras se espera el lanzamiento de 28 nuevos modelos entre 2017 y 2024 (conjunto de todos los fabricantes de vehículos). Las perspectivas relacionadas con las dificultades derivadas de los riesgos de las negociaciones del Brexit continúan dañando el atractivo del país para inversores extranjeros, incluidas las empresas matrices (Tata Motors, BMW, Nissan y PSA) de un buen número de marcas de automóviles británicas.

La competitividad y los esfuerzos en innovación en peligro

“El Mercado Único europeo es claramente vital para la industria automovilística británica. En un escenario de Brexit duro, con la implementación de estrictos controles a las mercancías y la aplicación de los aranceles de la OMC, los riesgos se multiplicarían”, afirmó Khalid Aït Yahia, economista de Coface especializado en los sectores metalúrgico y automovilístico.

Esto tendría como resultado tres consecuencias importantes:

• Disminución de la competitividad

Reino Unido no tiene suficientes proveedores de equipos locales. En Europa, una pieza de automóvil puede viajar a través de 15 países antes de ensamblarse definitivamente en un vehículo. La falta de acuerdo con la Unión Europea significaría un aumento del 10% en el coste de un vehículo, y un aumento del 3% en componentes, según los aranceles derivados de los acuerdos de la OMC.

• Falta de mano de obra cualificada

La pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea facilita la contratación de ingenieros y técnicos cualificados en un contexto de escasez de graduados científicos y técnicos locales. Como consecuencia, en el caso de producirse restricciones a la inmigración económica exigidas por la campaña “Leave", las dificultades en este ámbito se agravarían a corto y medio plazo.

• Dudas sobre la financiación de la innovación

El liderazgo de Reino Unido en la Unión Europea en el desarrollo de vehículos híbridos y eléctricos se debe, en parte, a los programas de financiación de la innovación de la Unión Europea (programa marco FP7 2007-2013, seguido del plan Horizon de 2020, además del préstamo de 250 millones de Libras del Banco de Inversión Europeo). En el periodo posterior al Brexit, se presentan dudas sobre si la falta de financiación de la innovación podría debilitar aún más el sector automovilístico británico.

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