Aunque el anuncio de un acuerdo entre EE.UU. y China ha sido bien recibido por los mercados, sigue habiendo incertidumbre, según explica Marcos Carias, nuestro economista para Norteamérica, en esta entrevista concedida al diario francés Le Figaro el 12 de mayo.
El anuncio era muy esperado por los mercados. El lunes, Estados Unidos y China anunciaron en un comunicado conjunto que habían acordado suspender los aranceles punitivos impuestos en las últimas semanas. En concreto, según el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, Washington reduciría sus aranceles al 30 % y Pekín al 10 %. Esto supone una reducción de 115 puntos porcentuales.
Aunque esto supone un alivio en las tensiones entre las dos superpotencias, Marcos Carias, economista para América del Norte en Coface, se muestra cauteloso sobre las consecuencias de este acuerdo. Sin él, las repercusiones económicas de la escalada de tensiones comerciales se habrían vuelto inmanejables. Pero «no se desprende nada concreto de esta guerra comercial, simplemente una vuelta al statu quo anterior al 2 de abril».
Tras el anuncio de Estados Unidos de la reducción de sus aranceles al 30 % (desde el 145 %) y el de China al 10 % (desde el 125 %), ¿cuál es la situación actual?
Se trata de un retorno al statu quo, es decir, a la situación que prevalecía antes del «Liberation Day», es decir, el discurso pronunciado por Donald Trump el 2 de abril de 2025 en el que anunciaba la nueva política comercial aduanera. Sin embargo, sigue habiendo incertidumbre sobre la permanencia de esta tregua.
¿Debemos celebrar esta tregua?
Se trata de una relajación mayor de la esperada, ya que Donald Trump había mencionado un arancel del 80 % a China gracias a estas negociaciones, y el objetivo de la delegación estadounidense era situarse por debajo del 60 % de los derechos impuestos a China. No obstante, no debemos entusiasmarnos demasiado, ya que se trata solo de una suspensión de 90 días, lo que supone un alto el fuego más que una declaración de paz. Todo puede pasar, ya que las relaciones entre ambos países son complicadas. No hay garantías de una paz duradera, especialmente dada la naturaleza fluida de las negociaciones comerciales de los últimos tres meses.
Yo sería cauteloso a la hora de sacar conclusiones precipitadas de la respuesta inicial de los mercados.
¿Cuáles son las razones que motivan este acuerdo?
Ambas potencias sabían que si seguían aumentando los aranceles, perderían el control. La economía estadounidense registró unas cifras extrañas en el primer trimestre, difíciles de interpretar, con una caída del PIB del 0,3 % y un fuerte aumento de las importaciones (+9,3 %), ya que las empresas trataban de acumular existencias antes de que se aplicaran los aranceles. Nos habríamos encontrado en una situación similar a la crisis de la cadena de suministro en Estados Unidos durante la pandemia. Estos resultados económicos tienen consecuencias políticas para ambos gobiernos, y sabemos que la mala gestión macroeconómica puede ser la kriptonita de cualquier gobierno en el poder.
¿Hay un ganador y un perdedor en esta decisión de suspender los aranceles punitivos?
Si comparamos la situación en la que se encontraban ambos países (aranceles del 145 % para Estados Unidos y del 125 % para China), ambos salen ganando. Estados Unidos consigue dar marcha atrás en su decisión de aumentar estos aranceles, que el propio Scott Bessent calificó de «insostenibles». En cuanto a China, este acuerdo ayuda a evitar un impacto inmediato en los ingresos y valida las represalias como herramienta de negociación. Responder con tanta firmeza a la política comercial de Trump imponiendo aranceles del 125 % a las importaciones estadounidenses parece una apuesta bastante acertada por parte de China.
¿Quiénes eran los principales beneficiarios de esta guerra comercial?
Creo que, políticamente, el Gobierno estadounidense era el que más tenía que perder. Las consecuencias para la economía no son fáciles de calcular, pero desde el punto de vista político, un deterioro de la calidad de vida de la población puede tener un impacto importante en las elecciones. China, por su parte, habría sufrido una perturbación económica, pero probablemente con un impacto menor en el poder del partido.
En última instancia, ¿qué beneficios ha obtenido Estados Unidos de esta guerra comercial con China?
Por el momento, es difícil ver qué ha ganado Estados Unidos con la imposición y posterior retirada de todos estos aranceles, pero eso podría cambiar a medida que avancen las negociaciones. Quizás China se comprometa a tomar medidas para frenar el tráfico de fentanilo, algo que no se habría planteado de no ser por las recientes hostilidades.
Por ahora, nada concreto se desprende de toda esta guerra comercial, simplemente una vuelta al statu quo.
En cambio, los daños colaterales son importantes, con un fuerte deterioro de la credibilidad de Estados Unidos como socio comercial y mucha incertidumbre para los actores económicos, lo que nunca es positivo.
En última instancia, ¿qué beneficios ha obtenido Estados Unidos de esta guerra comercial con China?
Por el momento, es difícil ver qué ha ganado Estados Unidos con la imposición y posterior retirada de todos estos aranceles, pero eso podría cambiar a medida que avancen las negociaciones. Quizás China se comprometa a tomar medidas para frenar el tráfico de fentanilo, algo que no se habría planteado de no ser por las recientes hostilidades.
Por ahora, nada concreto se desprende de toda esta guerra comercial, simplemente una vuelta al statu quo.
En cambio, los daños colaterales son importantes, con un fuerte deterioro de la credibilidad de Estados Unidos como socio comercial y mucha incertidumbre para los actores económicos, lo que nunca es positivo.