Ante el aumento vertiginoso de la deuda y la creciente presión por consolidar las finanzas públicas, la austeridad se está convirtiendo en la norma en muchos países emergentes y en desarrollo. Sin embargo, contrariamente a la creencia popular, estas medidas no desencadenan sistemáticamente oleadas de protestas. Examinamos más de cerca esta compleja realidad.
Austeridad: una respuesta global a la crisis de la deuda
Desde la crisis financiera de 2008, la deuda pública mundial casi se ha duplicado, alcanzando un máximo histórico de 102 billones de dólares en 2024. Este aumento es especialmente pronunciado en las economías en desarrollo, donde la deuda ha crecido el doble de rápido que en los países avanzados. El aumento del coste de la deuda apunta a una ola de austeridad en forma de recortes presupuestarios o aumentos de impuestos.

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Una realidad dispar entre regiones y países
El impacto de la austeridad sobre la estabilidad social varía considerablemente de una región a otra y, en algunos casos, puede resultar profundamente desestabilizador. En Ecuador, por ejemplo, la eliminación de las ayudas a los combustibles en 2019 paralizó el país durante diez días, lo que obligó al gobierno a dar marcha atrás. En Kenia, los aumentos de impuestos en 2024 provocaron disturbios que culminaron con el asalto al Parlamento, lo que llevó al presidente Ruto a retirar el proyecto de ley financiera y a entablar un diálogo con la oposición.
Sin embargo, nuestro estudio revela que las medidas de austeridad no desencadenan sistemáticamente disturbios sociales. En los países de bajos ingresos de África y Oriente Medio, la aplicación de planes de ajuste fiscal suele ir acompañada de una disminución de las protestas.
El peso de la desigualdad y la gobernanza
La aceptación o el rechazo de la austeridad depende en gran medida del nivel de desigualdad y de confianza en las instituciones. En los países con marcadas disparidades sociales y redes de protección débiles, las tensiones son más frecuentes, como lo demuestra la situación actual en Kenia. Por el contrario, en contextos donde la gobernanza mejora, puede restablecerse la calma: en Sri Lanka, tras una grave crisis política en 2022, la llegada de un nuevo gobierno anticorrupción en 2024 contribuyó a reducir las tensiones.
Recortes o impuestos: decisiones que importan
La naturaleza de las medidas de austeridad también influye en las reacciones sociales. En América Latina, donde más del 90 % de los planes incluyen aumento de impuestos, las protestas suelen ser inmediatas. Por el contrario, en los países emergentes de Asia y Europa, los gobiernos suelen optar por recortes en el gasto público, que tienden a provocar menos reacciones sociales a corto plazo.