Egipto: los problemas de liquidez de un gigante africano

Egipto es la segunda mayor economía de África después de Nigeria en cuanto a PIB nominal y ocupa el primer lugar en el mundo árabe y el tercero en África en términos de población. El tamaño de su población (102M de ciudadanos) ha impulsado una gran demanda interna y lo ha convertido en destino comercial para varios países del Golfo. Egipto también mantiene muy buenas relaciones con estos últimos, que desempeñaron un papel importante en la recuperación del país tras la Primavera Árabe. En el 2014 se eligió al actual presidente Abdul Fattah Al Sisi quien puso en el foco reformas estructurales en la economía
En febrero de 2022, como medida para controlar la disponibilidad de divisas, el Banco Central de Egipto emitió una nueva normativa que obligaba a los importadores a utilizar cartas de crédito para las operaciones de importación, bloqueando la utilización de otros medios de pago documentarios (como remesas). En esta iniciativa, la compañía pública egipcia Credit Guarantee Company se comprometió a garantizar a los bancos locales las transacciones de importación, cubriendo los riesgos derivados de los créditos documentarios emitidos por los bancos egipcios a partir del 22/2/2022. La iniciativa se dirigió a los clientes bancarios con un historial como importadores.
Entre las excepciones a esta medida estaban las importaciones inferiores a 5K USD y las que resultasen en operaciones con los siguientes productos: medicamentos, sueros, sustancias químicas relevantes y en cuanto a alimentos: té, carne, pollo, pescado, trigo, aceite de mesa, preparados para lactantes, leche en polvo, judías, lentejas, mantequilla y maíz.
El principio general fue eximir las materias primas o semimanufacturadas para luchar contra el mercado negro.
Seis meses después, el 26 de octubre, el Primer Ministro declaró que se eliminaba el requisito de la CDI cartas de crédito en un plazo de 2 meses. Al día siguiente, el 27 de octubre, eximió a todas las transacciones inferiores a 500.000 USD de dicho requisito.
Paralelamente, Egipto llegó a un acuerdo de 3.000 millones de dólares con el FMI. Las noticias también mencionaban la posibilidad de obtener 1.000 millones de USD adicionales en el marco del mecanismo de resistencia y sostenibilidad. Egipto también espera recibir otros 5.000 millones de USD de financiación de socios multilaterales y regionales.
Este acuerdo con el FMI estaba condicionado a un tipo de interés variable. Esto repercutió directamente en la moneda, la libra egipcia (EGP) que pasó de 19,7 por 1 dólar el 26 de octubre a 24,15 por 1 dólar el 1 de noviembre (22,5% de deflación). En la actualidad, julio del 2023, que esta tendencia continua, está cotizando 1 USD a casi 31 EGP.
El país se encontró en una espiral en la que para controlar la elevada inflación se subían los tipos de interés y como consecuencia, el Banco Central de Egipto (BCE) elevó 300 puntos básicos los tipos oficiales del dinero hasta el 16,75%. Esta fue la cuarta vez que se decidió incrementar los tipos de interés oficiales (un total de 500 puntos básicos) desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania en febrero, que desencadenó presiones inflacionistas sobre la economía egipcia.
La situación de Egipto está siendo común en otras economías emergentes y, aunque conocida, no tiene una fácil solución: Inflación de dos dígitos que obliga a subidas continuadas del precio del dinero. Debido a esto y a su déficit comercial hay una continua depreciación de la moneda local frente a divisas convertibles como el USD o el EUR. Esto, unido a la falta de divisa extranjera provoca una falta de liquidez en el pago de la deuda y las compras corrientes de las empresas egipcias, que es lo que motivó la implementación de la obligatoriedad de utilizar cartas de crédito. La cuestión más importante es que se trataba de un procedimiento que incrementaba aún más los costes de las importaciones en el país y la burocracia, produciendo carestía de productos básicos.
El 26 de octubre, el Primer Ministro declaró que eliminaría el requisito de la CDI en un plazo de dos meses, eliminando al día siguiente de dicho requisito a todas las transacciones inferiores a 500 000 USD. El 29 de diciembre, el Banco Central renunció a la nueva regulación y la carta de crédito ya no es obligatoria para las importaciones al país.
La normativa que entró en vigor el pasado mes de marzo de 2022 sobre la obligatoriedad de la CDI en las transacciones de importación fue solo un síntoma que reflejaba la escasez de divisas y la difícil situación económica de Egipto. Su eliminación no cambia el entorno de riesgo en el país y su propensión al riesgo no se verá afectada por esta supresión.
En los próximos meses, habrá que analizar con detalle si se mantiene la dificultad de este acceso a las divisas fuertes más que a los perfiles específicos de cada comprador, ya que aunque tengan una alta calificación no están exentos de una situación inherente al país.
En el 2024, se plantea la reelección del presidente Sisi. Para reducir el riesgo de agitación social, las medidas públicas de apoyo a la población subsisten a través de la vivienda, la escuela y la sanidad.
Seguirá siendo muy importante el apoyo financiero y/o militar de Estados Unidos y los países del Golfo dada la importancia estratégica y económica del país.