El riesgo político aumenta en Asia

De acuerdo con el Índice de Riesgo Político de Coface, Asia alcanzó una puntuación del 45% en la última calificación de riesgo, superando la media global del 35%. No obstante, este resultado se mantiene por debajo de los de África Sub Sahariana, Oriente Medio & África del Norte, Europa Central y Latinoamérica.

Dentro de su región, Asia Meridional registra la evaluación más elevada de riesgo político, seguida por el Sudeste Asiático. Asia Oriental ha experimentado una aceleración del riesgo político durante la última década – especialmente en China, donde el nivel global aumentó 7,2 puntos porcentuales entre 2007 y 2017. Esto se debe, en mayor medida, a un índice de fragilidad social particularmente elevado. En Asia Meridional y el Sudeste Asiático se han registrado las presiones sociales más marcadas ligadas con la desigualdad salarial y con la corrupción, a pesar de su boyante actividad económica.

El modelo de riesgo de Coface también incluye una penalización para los países con un gran volumen de conflictos y ataques terroristas. Nuevamente, Asia Meridional y el Sudeste Asiático presentan un elevado nivel de riesgos de seguridad debido a la fragmentación étnica, religiosa y lingüística, que genera tensiones entre los diferentes grupos. India, Pakistán, Myanmar y Filipinas son un ejemplo de ello.

El crecimiento económico y el riesgo político están interconectados. El deterioro de las condiciones económicas frecuentemente conduce a un aumento del riesgo político. Pero, aún más importante, un incremento del riesgo político puede afectar negativamente al crecimiento a través de dos canales de transmisión. En primer lugar, las fugas de capital de una economía pueden resultar en una caída de los mercados bursátiles y en un alza del rendimiento de los bonos, lo que a su vez deteriora las condiciones de financiación. En segundo lugar, el aumento de los costes del servicio de la deuda afecta a los niveles de confianza de las empresas y los hogares, lo que implica la postergación o la suspensión de las decisiones de gasto e inversión.

En el futuro, estos riesgos podrían ensombrecer las perspectivas para ciertas economías asiáticas. Aparentemente, el desarrollo del riesgo político en la región en los últimos años se debe, en mayor medida, a las crecientes debilidades políticas, agravadas por una proliferación de las modalidades de gobierno menos democráticas.

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