Actualidad Económica
20/05/2021
Riesgo País y Estudios Económicos

¿Cuáles son las consecuencias de la subida de precios de los alimentos?

subida precios alimentos

Los precios globales de los alimentos han aumentado considerablemente desde principios de año. El pasado marzo, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) publicó su Índice de Precios de Alimentos (que vigila los cambios de los precios de los cereales, los aceites vegetales, el azúcar, los productos lácteos y la carne) para el mes de febrero.

Este índice ha aumentado durante nueve meses consecutivos, ascendiendo al 27% entre mayo de 2020 y febrero de 2021, y alcanzando su nivel más alto desde 2014. Los mayores incrementos se registraron en el azúcar (6,4% mensual en febrero de 2021) y los aceites vegetales (6,2%), lo que ejerce una gran presión sobre el sector agroalimentario (ver gráfico).

Índice de Precios de los Alimentos de la FAO (2014 - 2016 =100)

Food Price Index

Este aumento es consecuencia de los efectos secundarios de la crisis del COVID-19 (en el marco de la recuperación económica global actual), y de los fenómenos meteorológicos.

“La niña” es el factor meteorológico que más contribuye al aumento de los precios de los productos agroalimentarios. Se produce cuando la temperatura del agua superficial es más baja de lo habitual en el Océano Pacífico Sur, provocando alteraciones meteorológicas en todo el mundo. El resultado es un clima más seco de lo habitual en América y precipitaciones excesivas en la región de Asia-Pacífico, que afecta negativamente a los cultivos.

China ha liderado la actual recuperación económica mundial, tras haber sufrido un shock de oferta y demanda en el primer trimestre de 2020, durante el pico de la pandemia en el país. El dinamismo de la economía china ha llevado a los actores del sector a reponer sus stocks de productos agrícolas, que habían caído de forma drástica, especialmente en el primer semestre de 2020. Como resultado, la demanda china de productos agrícolas aumentó exponencialmente, afectando a los precios globales de los alimentos. A esto hay que añadir el  contexto de reconstrucción de la piara china, que se había reducido un 50% en los últimos años debido a la peste porcina africana (PPA), lo que ha contribuido a aumentar la necesidad de proteínas y, por tanto, a incrementar las importaciones de productos agrícolas básicos, como es el caso, especialmente, de la soja.

Además, las tarifas de flete marítimo se han disparado desde el cuarto trimestre de 2020, debido al repunte del comercio mundial y a la recuperación económica. Cuando el envío de contenedores disminuyó en la primera mitad de 2020, muchos contenedores vacíos fueron abandonados en Europa y Estados Unidos. Posteriormente, cuando la demanda de los mercados occidentales por los productos asiáticos se recuperó, la falta de estos contenedores en Asia disparó los precios. Desde noviembre de 2020 hasta enero de 2021, el coste de envío de un contenedor de 40 pies desde Asia al norte de Europa aumentó de 2.000 a 9.000 dólares.

Por último, algunos gobiernos han establecido restricciones a la exportación de sus productos agroalimentarios básicos, en el marco de las persistentes incertidumbres económicas desde el inicio de la pandemia, lo que también ha afectado a los precios. De este modo, Rusia, líder mundial en producción de cereales, decidió implementar un impuesto a la exportación de 25 euros por tonelada de trigo del 15 de febrero al 1 de marzo de 2021 y posteriormente, de 50 euros por tonelada desde el 1 de marzo al 30 de junio de 2021. El gobierno ruso también estableció impuestos a la exportación de cebada y maíz.

Ucrania, otro importante exportador de cereales, fijó una cuota de 24 millones de toneladas métricas para la exportación de maíz hasta el 30 de junio, lo que representa el 83% de las exportaciones de maíz de la última campaña (en Ucrania, la temporada de maíz comienza el 1 de julio y termina el 30 de Junio).

 

El aumento de los precios de los alimentos tiene un impacto negativo en todas las actividades agroalimentarias secundarias

Coface prevé que, en el corto y medio plazo, este aumento de los precios tendrá un impacto negativo en todas las industrias transformadoras. La magnitud de este shock se relaciona, dependiendo de la variación de los precios, con la capacidad de las empresas para repercutir el aumento de los costes de las materias primas a sus precios de venta y a la elasticidad del precio de la demanda (cuánto más importante es esta última, mayor es la posibilidad de que un pequeño aumento de los precios conduzca a una gran disminución de la demanda).

Por su parte, los bares y restaurantes se verían especialmente afectados si estos precios se mantuvieran elevados, ya que su situación económica ya está muy afectada por los confinamientos, los toques de queda y las severas restricciones. Además, hay que tener en cuenta que su demanda es sensible al precio. Como resultado, estos establecimientos tendrán que trasladar el aumento de los costes a sus precios y sufrir una caída de la demanda, o reducir sus márgenes. La situación difiere bastante para los productores de materias primas agrícolas, que se benefician de la subida de los precios.

Si esta dinámica de precios persiste a medio-largo plazo, puede suponer una amenaza para la seguridad alimentaria de los países importadores de alimentos, así como un aumento de los riesgos políticos y sociales. De hecho, esta situación aumentaría el número de personas que padecen hambre y desnutrición, en un contexto en el que es probable que las desigualdades económicas entre los países aumenten por los efectos colaterales de la Covid-19, lo que provocaría un aumento de los riegos políticos. Es probable que el riesgo de disturbios sociopolíticos aumente en los 12 meses siguientes a una pandemia, por lo que las tensiones relativas al acceso de la población a los alimentos a causa de una fuerte inflación alimentaria podrían ser el detonante de disturbios sociopolíticos.

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