Actualidad Económica
07/12/2021
Riesgo País y Estudios Económicos

¿Por qué los precios de los metales y la energía han alcanzado máximos?

Precio energía

Con la reapertura gradual de las economías de todo el mundo, los precios de los metales aumentaron considerablemente. La oferta no pudo seguir el ritmo de la demanda, ya que a la flexibilización de las restricciones en todo el mundo le precedían el cierre de minas y plantas procesadoras de metales y años de falta de inversión en el sector. De hecho, las empresas mineras y de procesamiento de metales han tenido que preservar el efectivo para redistribuirlo entre los inversores tras el fin del “superciclo de las materias primas” a principios de siglo. Hoy, tras una rápida subida, los precios parecen haberse estabilizado, a medida que se consolida la desaceleración de la actividad económica china.

Si bien se mantienen en niveles altos, se espera que los precios de algunos metales sigan disminuyendo tras alcanzar máximos en 2021. Se prevé que la escasez de microchips, las interrupciones que afectan al transporte marítimo y el aumento de los precios de los insumos para el sector manufacturero reduzcan la producción de los consumidores de la industria metalúrgica, especialmente, la automovilística. IHS Markit ha reducido su previsión de producción de vehículos global para 2021 (realizada en septiembre) en unos 5 millones de unidades respecto a su anterior previsión, durante la primavera de 2021 (75,8 millones frente a 80,8 millones). Además, la reestructuración en curso del sector inmobiliario chino podría afectar a los proyectos de construcción e infraestructuras, reduciendo la demanda de acero, cobre, estaño y zinc.

  • El mineral de hierro, estrechamente relacionado con el acero por ser una materia prima fundamental para esta aleación, también está experimentando un declive en la demanda, ya que las autoridades chinas están tratando de frenar las emisiones cerrando plantas siderúrgicas contaminantes y luchando por contener el aumento de los precios de los insumos, lo que está afectando a muchos sectores derivados, especialmente en el sector industrial. Aunque últimamente los precios están aumentando, esta tendencia será de corta duración, ya que es, en gran medida, consecuencia de un frenesí de reabastecimiento. Por último, con el aumento de los precios de la energía (sobre todo el gas natural y el carbón), el sector manufacturero chino ha sufrido cortes de electricidad, por lo que podría verse obligado a recortar la producción.
  • En el caso del cobre, dos fuerzas opuestas están actuando sobre los precios. Mientras que la demanda de tecnologías de baja emisión podría ayudar a mantener los precios elevados, una gran insolvencia en el sector inmobiliario chino podría afectar negativamente al sector de la construcción doméstica y, por tanto, a la demanda de cobre. Este riesgo a la baja compensa el impulso inducido por la transición energética mundial. El auge de los vehículos eléctricos en 2020, con mayores ventas en Europa y China (pero no en Estados Unidos), fomentará el uso de cobre, y también de aluminio y litio, entre otros.
  • Respecto al níquel, el racionamiento eléctrico en China podría limitar el suministro a través del canal del acero inoxidable y, por tanto, afectar a los precios. Sin embargo, la fuerte demanda de los fabricantes de baterías ejercerá, sin duda, una presión positiva al alza sobre los precios.

ENERGÍA

En lo que respecta a la energía, los precios del petróleo, el carbón y el gas natural se disparan, mientras la demanda supera a una oferta limitada. En el primer semestre de 2020, el consumo de petróleo colapsó, golpeado por los confinamientos y las restricciones en los viajes internacionales. Los precios siguieron la misma tendencia, cayendo a sus niveles más bajos en décadas. La reanudación de la actividad manufacturera desde mediados de 2020 ha favorecido un fuerte repunte del consumo y, con este, de los precios, que se vieron aún más impulsados por los grandes recortes de producción (equivalentes a alrededor del 10% del consumo mundial de petróleo en 2019) implementados por la OPEP+.

El hecho de que el grupo haya reintroducido cautelosamente estos barriles al mercado desde principios de año y de que el crecimiento de la producción en EE.UU. se haya visto frenada por una mayor disciplina de capital en el sector petrolero, ha propiciado una rápida recuperación de los precios del crudo.  En octubre, y tras alcanzar un mínimo de 15 dólares en abril de 2020, el Brent internacional superó los 80 dólares por barril, un máximo en tres años. El impacto del huracán Ida en las instalaciones de producción de petróleo americanas y el aumento de los precios del gas han empujado a los precios a superar ese nivel. Como resultado, Coface prevé que, tras alcanzar una media de 42,3 dólares en 2020, el barril de Brent se estabilizará en torno a los 70 dólares en 2021. No obstante, se espera que los precios alcancen pronto su punto máximo, ya que se espera una desaceleración del crecimiento del consumo, en línea con el crecimiento económico y, que la OPEP+ continúe revirtiendo sus recortes de producción, impulsando la oferta mundial. Además, es probable que los productores estadounidenses también aumenten la producción en respuesta al aumento de los precios. Coface pronostica que el barril de Brent alcance una media de 75 dólares en 2022.

El gas natural es muy codiciado, dado que sus reservas son escasas, tras un verano con temperaturas más altas en el hemisferio norte, una menor generación de energía renovable compensada con el uso de gas natural, un episodio de sequía en Brasil que precipitó la necesidad de gas para reemplazar la energía hidroeléctrica, etc. Estamos a las puertas del invierno en el hemisferio norte y podrían registrarse temperaturas bajas y muy bajas, lo que puede aumentar la demanda de este producto.

Por otra parte, el carbón está experimentando un aumento en sus precios, debido, principalmente, al aumento del consumo de China e India, mientras que la oferta se ha visto limitada por años de falta de inversión. Con la subida de los precios del gas natural, las empresas de servicios públicos están recurriendo al carbón, lo que mantiene vivo este producto. El aumento previsto de la factura energética afectará al sector manufacturero, ya que muchas industrias hacen un uso intensivo de la energía y necesitan electricidad a precios bajos para seguir produciendo de manera rentable.

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