Actualidad Económica
07/07/2021
Riesgo País y Estudios Económicos

Teletrabajo: los Riesgos y las Oportunidades de la deslocalización virtual

Teletrabajo

El teletrabajo se ha convertido en una nueva norma durante la pandemia de Covid-19. A medida que salimos de la crisis, este cambio cultural podría permitir a las empresas ubicadas en países desarrollados contratar talento de teletrabajo en países emergentes, con el fin de reducir sus costes laborales. Coface estima que el número total de puestos de teletrabajo en las economías de altos ingresos es de unos 160 millones, mientras que el número de posibles teletrabajadores en las economías de ingresos medios y bajos es de unos 330 millones.

Para las economías emergentes, esta potencial reubicación virtual podría convertirse en un pilar de desarrollo.

Para identificar los posibles ganadores de esta tendencia, Coface ha elaborado un indicador basado en cuatro criterios clave:

  • Capital humano
  • Competitividad en costes laborales
  • Infraestructura digital
  • Clima empresarial
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El sudeste asiático se destaca como una región con alto potencial, en particular India e Indonesia; al igual que otros grandes países emergentes como Brasil y Polonia.

Sin embargo, la deslocalización virtual podría generar inquietud entre los trabajadores de las economías maduras y convertirse en una fuente de riesgo político.

 

La tentación de la deslocalización virtual

Durante las últimas décadas, la deslocalización de la actividad industrial y el auge de las cadenas de suministro globales han sido uno de los principales motores del crecimiento de la productividad. Sin embargo, desde hace años, estos beneficios en la productividad y la eficiencia han ido disminuyendo.

Para continuar aumentando la competitividad y reducir los costes, las empresas pueden verse tentadas a trasladar otros servicios y actividades a países con costes laborales más bajos, como ha sido el caso en el pasado con los servicios de TI y los call centers.

Con la pandemia de Covid-19, en Europa, casi el 40% de los trabajadores pasó a realizar teletrabajo regular durante el primer confinamiento en el segundo trimestre de 2020. Sorprendidas favorablemente por la productividad de sus trabajadores, las empresas se sienten cada vez más atraídas por la idea de una fuerza de trabajo virtual parcialmente globalizada. En EE.UU., la proporción de organizaciones dispuestas a contratar teletrabajadores a tiempo completo en el extranjero se ha disparado de 12% antes de la pandemia a un 36% después.

 

¿Cuántos puestos son teletrabajables? ¿Cuántos se pueden deslocalizar?

Cuanto más se basa una economía en actividades de servicios basados en el conocimiento, más apta para teletrabajar es su mano de obra. En una encuesta de trabajadores estadounidenses realizada en octubre de 2020, el 62% de los encuestados con educación universitaria declaró que su trabajo se puede llevar a cabo de forma remota. Según la Organización Internacional del Trabajo, solo el 13% de los puestos de trabajo en los países emergentes son teletrabajables, frente al 27% en los países ricos.

Sin embargo, esto no significa que todos los trabajos puedan deslocalizarse virtualmente. Muchas tareas requieren la presencia parcial en el sitio, el contacto personal con los clientes o conocimiento de la cultura local.

Para los países ricos, la deslocalización virtual podría convertirse en una fuente de riesgo político, de la misma manera que la desindustrialización contribuyó al populismo. Las presiones de la competencia global pueden provocar preocupación entre los trabajadores altamente educados, alimentando la polarización política.

Por último, algunos países emergentes están mejor posicionados que otros para atraer inversiones virtuales en deslocalización. Para identificar a los posibles ganadores de esta tendencia, Coface ha elaborado un indicador basado en cuatro criterios clave: capital humano, competitividad en costes laborales, infraestructura digital y clima empresarial. Países como India, Indonesia o Brasil cuentan con un gran número de teletrabajadores potenciales y unos costes laborales muy bajos. Otros, como Polonia, ofrecen un excelente clima empresarial y una sólida infraestructura digital. Si bien China y Rusia serían, en teoría, destinos ideales para la deslocalización virtual, las crecientes tensiones geopolíticas y los problemas de ciberseguridad con Occidente serán un obstáculo significativo.

 

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